Avanza rápido, sí, pero a un ritmo que no siempre permite escuchar al cuerpo, ni al planeta, ni a la comunidad y que arrolla lo que se ve implicado en este acto de cierta agresividad con la vida.Hoy vemos cómo estos modelos de alta demanda amenazan los procesos que hacen posible la regeneración: la productividad y el consumo sin alma, la rapidez y la constante acción en las ciudades y la falta de descanso de las tierras productivas, así como la búsqueda de fuentes de placer externo, o la belleza estética por encima de la salud en el caso de las mujeres, por poner algunos ejemplos, son bien mirados acciones que ponen en peligro la vida en el planeta y el bienestar de las generaciones.
Así que si bien pareciera una forma de vida exaltada la que permite una vida organizada en torno al flujo de dinero que hace posible todo lo anterior, detrás de todo ello, en sombra, podemos ver desde una mirada interconectada de causas y consecuencias un fuerte impulso de muerte.El impulso de muerte es una fuerza que nos arrastra a la desintegración, a la cesación y que en su forma positiva, forma parte de los ciclos de generación-destrucción y regeneración de la naturaleza orgánica, lo cual nos incluye como seres psíquicos cíclicos.En sus cara oscura, cuando no podemos salir de esta fuerza motriz de desintegración y destrucción, nos ancla a un estado en que la vida no tienen posibilidad de vivirse de forma exuberante.Y esto puede comprobarse en el estado de las tierras del planeta, extremadamente erosionadas, las consecuencias de los sistemas productivos mundiales y sus consecuencias sobre los cambios en el clima y los paisajes, la extinción o desplazamiento de animales y comunidades autóctonas cuya vida ayuda a mantener el equilibrio y los ciclos de la Tierra.
Y esto no solo afecta a la Tierra, aunque puede ser visto como un paralelismo sobre la condición humana.Vivimos en un ritmo por encima de nuestras posibilidades orgánicas de regeneración, siguiendo un ritmo de producción que solo busca beneficios económicos pero que pone en riesgo la salud de las personas, cada vez más dependientes de los negocios farmacológicos, en parte por una alimentación cada vez menos orgánica y que sigue los ritmos que marcaron en sus inicios los teóricos del desarrollo industrial, marcando tres comidas al día desconectándonos de los ciclos de reposo que necesitamos para regenerar nuestro cuerpo, por poner un ejemplo de como se interconectan nuestras decisiones.Todo ello genera una erosión del equilibrio de nuestro organismo.Y además, el ser humano, un misterio sumamente complejo, cuyo sistema nervioso es extremadamente delicado y extraordinario, no tiene la posibilidad de realizar sus duelos, restaurar su salud, respetar los ciclos femeninos de fertilidad y de reproducción, un tiempo en familia, espacios para ala creatividad, lo que genera un estrés somático, que pasa de generación en generación, por poner algunos ejemplos sobre los procesos de ciclicidad que vivimos.Por último, el centro de la vida en el tiempo productivo, que desatiende las necesidades de apego saludable de laºs recién llegadaºs, y la de los mayores, que quedan relegados en sus edades posteriores a ser eternos alumnos a través de la educación continuada y no sabedores y maestros de las nuevas generaciones, es otro signo de desconexión con la vida y su experiencia cíclica.
Todo aquello que no nombramos se encuentra en sombra, todo aquello que no miramos, está en la sombra. Pero eso no significa que no este operando en nuestras vidas, solo significa que estamos ignorando algo de vital importancia aunque internamente sentimos, intuimos con mayor o menor intensidad que algo no va bien.La muerte, la vejez, la destrucción, el dolor, son elementos en sombra en nuestro inconsciente colectivo que tarde o temprano tenemos que mirar cara a cara.No basta con ignorar lo que un día nos saltará en la cara en forma de enfermedad crónica, o de destino inevitable como seres vivos que abandonaran un día su cuerpo, o de catastrofe natural que arrasará nuestro territorio.Si queremos una vida plena hemos de volver al cuerpo, escuchar capa por capa las memorias personales y colectivas en formas de dolores. Aprender, sacar algo de nuestra experiencia para ser transformado, resignificar lo vivido y dar nuevos sentidos más ajustados y que nos traerá ese placer tan justo y necesario.Pero no a base de esclavitud, destrucción, desconexión. Sino por la libertad, el cuidado y la unión que hace que la vida florezca, y respeta sin temor de igual forma la muerte porque no la niega, la conoce y sabe danzar también con ella a la luz del día.Y para ello, necesitamos recuperar nuestra agencia, laborar nuestra madurez también en sombra, salir de la comodidad de delegar las responsabilidades y aportar toda la vitalidad reconquistada no solo en nuestras pequeñas vidas, sino en muchas más.
ANEXO Y BIBLIOGRAFÍADeforestación: la tasa de pérdida forestal global fue más alta en los 90s (≈ 16 Mha/año en la década 1990–2000 según Food and Agriculture Organization – FAO) y descendió en los 2000s; entre 2010–2020 la pérdida neta fue menor aunque la deforestación sigue siendo significativa.Urbanización / crecimiento de ciudades: Según la United Nations Department of Economic and Social Affairs (UN DESA), en 1950 apenas un 20 % de la población mundial vivía en lo que se definía como “ciudades. En 1990 alrededor del 43 % de la población mundial vivía en áreas urbanas; para 2020 este porcentaje alcanzó ~56 %, y según el informe más reciente de United Nations Department of Economic and Social Affairs (UN DESA, “World Urbanization Prospects 2025”) en 2025 las ciudades albergan ~45 % de la población mundial de 8.2 mil millones — en la práctica indica una gran concentración urbana global. Se proyecta que para 2050 una proporción aún mayor vivirá en entornos urbanos.Enfermedades crónicas (NCDs): su peso relativo aumentó marcadamente desde 1990; las NCDs concentran hoy la mayoría de muertes mundiales.Depresión: prevalencia y carga (DALYs) han crecido desde 1990 hasta 2021; la cantidad de personas con trastorno depresivo ha aumentado de manera sustancial.Pobreza extrema: desde 1990 hubo una fuerte caída en el número y la proporción de personas en pobreza extrema hasta 2015–2019; sin embargo, los choques (pandemia, inflación, crisis regionales) han ralentizado o revertido parcialmente el progreso, y las metodologías/umbrales recientes han ajustado cifras históricas.Sector farmacéutico: crecimiento extraordinario: de cientos de miles de millones (≈ US$ 300-400 mil millones a inicios de 2000s) a más de US$ 1.2–1.8 billones en la década 2020 (informes de IQVIA / European Federation of Pharmaceutical Industries and Associations — EFPIA) muestran cifras de ~1.3–1.8 Tn USD para principios de los 2020s._______________________________________________________________________________Food and Agriculture Organization (FAO). State of the World's Forests 2020 (Global Forest Resource Assessment). 2020.Global Burden of Disease Study (IHME). Global burden of diseases and injuries, 1990–2019. Institute for Health Metrics and Evaluation.World Health Organization (WHO). Fact sheets sobre enfermedades no transmisibles (NCDs) y depresión.World Bank. Datos históricos sobre pobreza extrema y líneas globales de pobreza.IQVIA. Top 10 Pharmaceutical Markets Worldwide, reportes 2023–2024.European Federation of Pharmaceutical Industries and Associations (EFPIA). The Pharmaceutical Industry in Figures, ediciones 2023–2024.United Nations Population Division / UN DESA. World Urbanization Prospects 2025: Summary of Results.International Institute for Environment and Development (IIED). Reportes sobre urbanización global y crecimiento de población urbana.Fuentes de anexo y bibliografía extraidos de Chatgpt.